

Las aventuras del joven Spyro en la Tierra de
los Dragones nos dejaron sin habla: decorados, fluidez, diseños, doblaje,
control… Sólo una cámara mejorable empañó un poquito esta maravillosa
experiencia, ya que lucía genial en nuestra PlayStation pese a las
reticencias de más de uno. Incluso la música es genial, algo normal si se tiene
en cuenta que fue compuesta por Stewart Copeland, ex batería de The Police,
el cual se encargaría de las cuatro primeras entregas.
Por aquella época mis amigos y yo ya estábamos
de bares, saltando clases y dejando de lado los recreativos. Es curioso cómo,
entre botellín y botellín, una de las conversaciones que más recuerdo fue la de
los motores de Spyro.
Uno de nuestros compañeros de clase era skinhead
(de los de verdad) y en una de esas desbandadas escolares se nos arrimó, alegando
que pasaba también de ir a al insti ese día. Nos sorprendió porque nunca
hablaba con nosotros, pero a ver quién era el valiente que le decía dónde
vas, Barrabás...

“Ese juego mola, porque tiene tres motores:
uno para el escenario, otro para los fondos y otro para el prota.”
Nadie sabía qué decir o si salir de su
escondite, pero ese cachocarne con patas se refería a una noticia que
iba rebotando en la prensa de videojuegos de entonces. Se decía, se rumoreaba,
se advertía, que el juego era tan avanzado, tal proeza técnica, que usaba no
uno, ni dos, si no tres motores para poder plasmar en pantalla todo lo que el
juego contaba. Si es o no verdad lo de los tres engines o si ese ser
llegó a retozar en la Tierra de los Dragones, nunca lo descubrí.

Los personajes que nos hablaban en perfecto
español (con un doblaje tronchante) derrochaban cariño y carisma, destacando el
malvado Gnasty Gnorc, nuestro malvado némesis; Sparx, una
libélula que nos ayuda, mide la salud y atrae gemas, recordando bastante a Navy
de Ocarina of Time pero siendo bastante menos pesada; y los no menos
sorprendentes enemigos finales, entre los que personalmente destacan Chispeante
(un espantapájaros muy chungo), Cabeza de Metal (un robot gigante) o el
bufón Jaques.
El argumento es bastante delirante y
divertido, siendo una vez más una excusa para la acción. Aquí lo que manda es
jugar, divertirse con los minijuegos y los retos. En cualquier caso habréis
adivinado que, a grandes rasgos, Gnasty Gnorc la lía parda, pardísima y somete La
Tierra de los Dragones, convirtiendo a éstos en estatuas de cristal, pero
Spyro no se ve afectado al ser el más canijo de todos. Tampoco necesitamos más
si a Mario lleva años valiéndole algo parecido.

Quizá uno de los juegos que más alquilé en el
videoclub que frecuentaba. Curiosamente, tenían tres copias y siempre estaban
ocupadas, siendo eso un rasgo inequívoco de la calidad que emanaba de esta
segunda entrega. Recuerdo a las revistas alabando de forma unánime el trabajo
de Insomniac Games en esta entrega, algo poco común si no se trataba de
una de las Vacas Sagradas del género.
Y siguiendo al
conejo blanco hasta la madriguera, nos vamos hasta el año 2000, cuando nos
llegó El Año del Dragón, el que
sería el último Spyro desarrollado por Insomniac Games. En él se usaba el
comienzo de las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas
como referencia, ya que seguimos a un gran conejo que ha tocado nuestros huevos
(nos los ha robado, vaya) hasta una madriguera que conecta con los Reinos Olvidados, un mundo central
desde el que acceder a los niveles pertinentes, como era norma de la casa.
Una de las
mayores novedades era las fases de Shoot´em
Up en las que controlábamos a Sparx que dotaban al juego de una mayor
variedad, así como cuatro personajes nuevos controlables: Sheila el canguro, el
yeti Bentley, el sargento Bird y el estrafalario Agente9. Quedaos con este
nombre que lo volveréis a oír más adelante.
Quizá por
reiteración de la fórmula, quizá por motivos personales, este fue el juego en 32bits que menos jugué del joven Spyro.
Me pilló a otras cosas y en un momento complicado de la vida: con la que hoy es
mi pareja y madre de mis hijos, y con puesto de trabajo fijo. En cualquier caso
recuerdo cogerlo del videoclub un par de veces, aunque jamás lo terminé. El
hecho de cambiar de personaje y las fases de Sparx eran un soplo de aire
fresco, así como lo absurdo (intencionado) de algunos diálogos. Técnicamente
seguía siendo un portento si bien es cierto que el BOOM de las Plataformas 3D, salvo honrosas excepciones, iba en
declive.
Tras las
trilogía original creada y desarrollada por Insomniac para la bestia parda de Sony, muchos creen que Spyro muere, que
es olvidado, que se acabó. Pero no es así: hubo mucha vida tras El Año del Dragón.
Digital Eclipse cogería el relevo y lanzaría en el 2001 Season of Ice, el primer juego de Spyro
para otra consola que no es PlayStation.
Así nos llegaba esta genial y solvente aventurilla para Game Boy Advance, que si bien no le llega a la suela de los
zapatos a la obra original, es una buena piedra de toque y un buen port de las aventuras de Spyro a una
máquina menos potente, que incluso tuvo una secuela (Season of Flame).

Uno de sus
mayores fallos fue dejar de lado el aspecto infantil de Spyro, intentando dotar
a todo de un halo de madurez rebelde que no casó demasiado a los fans. Así, y
contrastando con lo ocurrido en la trilogía original, ni prensa ni público se pusieron
de acuerdo: o lo amabas o lo odiabas. Se le achacó también problemas de cámara
y técnicos (tiempos de carga, fallos gráficos, texturas ramplonas…),
imperdonables en la generación 128bits.
No me
entendáis mal, no es un juego horrible ni mucho menos, pero comparado con los
originales sale perdiendo. No llegó a calar ni en los que buscaban más de lo
mismo, ni en los que buscaban otra cosa. Una pena, pues muchos esperábamos ver
a nuestro dragón púrpura en la sexta
generación de consolas.
Spyro Adventure (2003) en GBA
nos dejó buen sabor de boca con unas aventuras isométricas muy bien adaptadas,
pero nos faltaba algo. Spyro Fusion
(2004), que también corría en GBA por obra y gracia de Vicarious Visions, pese a combinarse con Crash Bandicoot Fusion, no mejoró mucho la cosa. En él, nuestro
amiguete el dragón viajaba hasta el mundo de Crash bajo el gameplay
clásico de un plataformas lateral. Se llegó a ver un pack 2x1 con los dos
Fusion juntos.
Con A Hero´s Tail (PS2, Xbox, GameCube),
desarrollado en Europa por Eurocom,
empezamos a ver alguna mejora. Pese a ser el noveno en total, es el quinto en
la cronología histórica de Spyro. Las mayores novedades eran un doble salto y
poder agacharnos, o agarrarnos y balancearnos en algunas plataformas.
Así, siendo
más de lo mismo, se le veía más redondo, más concreto, cogiendo cosas de
títulos anteriores (volvían los personajes secundarios con sus fases) y algunas
novedades, mejorando sobre todo el apartado técnico.
Continuando
con su oscuro argumento, teníamos Shadow
Legacy (Nintendo DS, 2005), mucho más volcado en lo que vendría a ser una Aventura de Rol o Action RPG, salvando las
distancias. En este viaje, Spyro avanza ganando experiencia y subiendo de
nivel, mejorando su estatus y sus habilidades, siendo la parte más importante
de su jugabilidad.
Ya en el 2006
nacía La Leyenda de Spyro, mitad
continuación de la saga Spyro original, mitad reboot de ésta. Sigue la estela de juegos como Jak and Daxter (2001) o Ratchet
and Clank (2000), dando más importancia a la acción y los coleccionables, y
menos a la exploración aunque sigue teniendo su peso. Es curio que ambos sean
hermanos de Spyro, bien por pertenecer a los mismos creadores (Ratchet es de
Insomniac), bien por ser parientes de su “enemigo” (Jak es de Naughty Dog, como
Crash Bandicoot).
Así, esta
trilogía tan destacable se compone de Un
nuevo comienzo para PS2, GC y Xbox por Krome Studios en 2006; La
Noche Eterna para Wii/PS2 (Krome)
y GBA/NintendoDS vía Amaze Ent., en 2007, con la novedad de
usar Tiempo Bala a lo Max Payne; y termina con La Fuerza del Dragón (Xbox360/Wii/PS2/PS3), coincidiendo con
el décimo aniversario de la serie (2008). En esta última entrega se nos
permitía volar libremente, contábamos con un modo para dos jugadores y podíamos
alternar en cualquier momento entre Spyro y Cynder, la dragona amiga del héroe.
Como dato
curioso, citar que contó con un doblaje de excepción en la versión inglesa.
Así, el mismísimo Gary Oldman pone
la voz a Ignitus, el hobbit Elijah Wood
a Spyro o a Christina Ricci como
Cynder en la segunda parte. Pero sin duda la palma se la lleva Mark Hamill como Malefor. El lado
oscuro es fuerte en él. Si comparamos el doblaje que tuvo en España por ejemplo
Vexx (Acclaim, 2003) con Alaska,
Fele Martinez y Alex Angulo, muerte por
kiki.
Y aquí termina
todo diez años después. Si bien es cierto que si cogemos Spyro the Dragon y lo comparamos con La Fuerza del Dragón podemos ver una lógica y generosa evolución,
podemos observar que no es lo mismo, es otra cosa, pero no lo que llevamos años
demandando los amantes del dragoncito lila … ¿o era púrpura? ¿Violeta? Qué más
da.
Y es aquí
donde pasamos a Spyro´s Kingdom, una
aventura aun más oscura, adulta y descarnada, en la que todo tendría un enfoque
totalmente alejado del original, con gore y casquería fina, amén de diálogos y
situaciones para mayores. Quizá pensaron que el fan de Spyro había crecido, se
había alejado de todo lo que significaba la Tierra de los Dragones y que ahora demandaba otra cosa. Toys for Bob no estuvo de acuerdo,
cogió todo lo que había hecho, lo pasó
por Thermomix y gestó Skylanders.
En Skylanders (2011) Spyro es un simple
reclamo: convirtiendo las aventuras en las Skylands en un sacacuartos compra muñecos, su participación se reduce a poner su
nombre en el título, el juguete, su aparición en alguna cinemática, incluir a
Cynder y poco más.
Spyro se
marchó. Está aletargado ¿Es esto lo que quiere el fan de Spyro? ¿Es lo que nos
merecemos? Nunca sabremos si trabajos cancelados como Spyro Ever After, cuento interactivo que bebía de Shrek, o el spin off que había planeado del Agente 9 parodiando al cine de espías, habrían estado a la altura.
Nunca lo sabremos y es una auténtica pena, ya que otros juegos desligados de
una saga funcionaron muy bien, como el caso de Daxter (Ready at Dawn, 2006).
Al menos nos
queda el consuelo de que tras el éxito del recopilatorio sobre las aventuras de
Crash obra de Vicarious Visions (Crash
N.Sane Trilogy) se anunció a principios de abril de 2018 que la trilogía
original de PSone de Spyro recibiría
el mismo tratamiento. El juego correrá a cargo de Toys for Bob, y titulado Spyro
Reignited Trilogy es ya una realidad. Se tratará de un remake con todas las consecuencias: escenarios basados en los
originales pero rediseñados, gráficos en HD, música pregrabada, doblaje
actualizado y, lo mejor, tres juegos por el precio de uno.
Confirmado
para PS4 y Xbox One, la versión de Switch
queda pendiente, pero no perdemos la esperanza porque es un juego “muy
nintendero” y que quedaría genial en la portátil. Quizá si tiene éxito se animen
con otro recopilatorio. ¿Quién sabe? Recordemos que la saga se compone de un
total de diez juegos basados en la
línea argumental original y tres en
La Leyenda de Spyro. Casi nada. O puede que siga el revival de clásicos de PSone
con cosas tan deseadas como Tombi (Whoopee Camp, 1997) o Klonoa (Namco, 1997).
Por pedir…
Aventura y
exploración de la buena, amigos. De la que ya casi no se hace salvo honrosas
excepciones como Mario, Sonic, Yooka
Laylee o Super Lucky. Un uso de
las 3D que nos dejó enamorados y que promete volver a hacerlo en las
generaciones actuales, a la altura de la trilogía original y que cumple a rajatabla
con la denominación remake. Dadle una oportunidad. Si tenéis hijos es una sensación
indescriptible explorar y alcanzar objetivos para poder seguir avanzando; y si
no los tenéis, quién sabe, quizá el niño que lleváis dentro os lo agradezca…
Artículo realizado para HyperHype el 27 de abril de 2018
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