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miércoles, 9 de mayo de 2018

Legionnaire (Saishu Kakutou Kizoku Legionnaire) - Tad Corporation, 1992


La acción nos transporta a Blood City (¿alguien dijo Metro City?) donde la Crimson Gang la ha liado pardísima con drogas, asesinatos, robos y mucho topmanta. Como suele pasar en este tipo de situaciones, los vecinos se dedican a beber para olvidar y a esconderse cual ratas de cloaca. Pero no todo está perdido, ya que siempre nos quedarán Los Legionarios. 



No, no me refiero a los novios de la muerte folla cabras. Me refiero a un grupo de ciudadanos que, casualmente, son expertos militares y son de los que mastican hasta la cabeza de las gambas.

Tras interrumpir a la Banda Carmesí en varias de sus operaciones (robando cremas o trapicheando con masters), estos malditos mal nacidos deciden secuestrar a un miembro de Los Legionarios (Judy) para así chantajearlos. Una rubia raptada, tres héroes al rescate, Blood City… Aquí me huele a Final Fight que tira de espaldas.
Quizá si os digo que el título en japones se traduce como “Final Fighting Nobles Legionnaire” os convenza un poco más de que aquí lo que hay es, simple y llanamente, un clon de Final Fight. Pero para lo bueno y para lo malo, ya que esto no significa que sea una copia nefasta o no sea divertido. Seamos serios, si incluso el comienzo de los niveles muestra un mapa con los cinco escenarios...
Así, y como mandan los cánones, debemos elegir entre los tres miembros del equipo que quedan en activo, para así impartir justicia y salvar a Judy que es gloria bendita y da gusto verla. 
Alfred, el héroe guaperas que guarda más de una similitud con el Axel de Streets of Rage 2, siendo la mezcla perfecta entre velocidad y fuerza bruta; Chris, de 24 añitos y que también se parece sospechosamente a Blaze de SoR, dejándonos una luchadora rápida pero menos contundente;  y por último el bestiajo de Frank, que si fuese un juego más actual o hicieran una película sería sin duda Dwayne Johnson The Rock. Como todo buen Beat´Em Up de manual debe haber un wrestler/gañán entre los jugadores seleccionables, primando la fuerza bruta y resistencia sobre velocidad. Judy, quien espera a ser rescatada, es muy parecida a Lucía de Final Fight 3 (1995)...
Algo que intenta imitar de FF es sin duda su control. Si bien es cierto que es totalmente funcional y cumple sobradamente, encontramos poca chicha en este sentido. Tened en cuenta que desde el lanzamiento de Street Fighter´89 (que luego se llamó Final Fight) a Legionnaire han pasado casi cuatro años. Es imperdonable que en lugar de añadir variedad y posibilidades se limiten a copiar lo que ya había y, además, a casi prescindir de objetos y armas. Incluso el Desperate Move tan característico en este tipo de juegos es aquí un Copy/Paste entre los tres luchadores (salto y granada al suelo). 
Incluso la acción de agarrar para efectuar llaves aquí no está disponible igual ya que, y esto es lo más destacable y la única novedad, si pulsamos dos veces salto nuestro personaje se lanzará a la carrera a por los enemigos, permitiendo incluso combinar con un golpe especial, algo parecido a lo que se vió en Captain Commando (1991) y años después en Cadillacs & Dinosaurs (1993), por ejemplo.
Puede parecer que estamos hablando de un juego regulero o mediocre, con una mala ejecución, pero nada más alejado de la realidad: Legionnaires es realmente divertido. No estamos hablando de que su modo para 2P sea antológico (sí, sólo 2P), ya que eso es decir muy poco para esta clase de videojuegos. No, amigos. El juego se controla muy bien pese a lo raro del doble salto y se mueve con soltura pese a los enemigos que haya en pantalla, los cuales están deliciosamente diseñados pasando de punkys degenerados a seres bizarros y mal rolleros, e incluso nos sacarán el dedo gesticulando “Fuck you”.
Fue desarrollado por empleados de Data East para TAD Corp, que más tarde acabarían con sus huesos en Mitchell Corporation. Estos dotaron al juego de un sistema de seguridad que hizo que no se pudiese copiar, haciendo bastante raro el verlo en los salones recreativos de España, muy dada al trafico de bootlegs e imitaciones. Que sepáis que, sobre todo en los pueblos, la mayoría de placas que jugábais son copias. 
Como digo era bastante raro de ver, hecho por el cual yo sólo lo vi una vez en un mueble con dos recreativas: la de la izquierda tenía Legionnaires y la de la derecha Cadash (Taito, 1989). Esta máquina estaba en el bar de un hotel de Torremolinos, también junto al genial Terminator 2 The Arcade Game (Midway, 1991), con sus digitalizaciones y sus fusiles.

Uno de los aspectos negativos que tiene el que el sistema de seguridad sea tan dificil de burlar, es que eso complica sobremanera el poder rescatar la ROM de cara a emulación, para disfrutarla y preservarla. No fue hasta hace bien poco que un grupo de frikis gordos y con callos en las manos pudo extraer el juego de una placa original para volcarlo en MAME, haciendo que el halo de Juego Perdido desaparezca de la cabeza de estos legionarios. 
¿¿A que habéis estado todo el rato cantando  “Soy el nooooooovio de la mueeeeeeerteeeeeeee…!!”?? Pues de cantar eso a follar cabras hay nada, piratones.

Fragmento de mi parte del guión para el Pulpodcast sobre Tad Corporation

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