Monetes. Ay los monetes. Desde
que se inventó esto de los Videojuegos hemos tenido primates y simios para
aburrir (no literalmente). Desde Donkey
Kong (Nintendo, 1981) o Toki
(Tad Corporation, 1989) a Winston de
Overwatch (Blizzard, 2016), pasando
por Ape Scape (SCEI, 1999), Monkey Ball (Amusement Vision, 2001), el mono de tres cabezas de Monkey Island (Lucas Arts, 1990), Amigo
de Samba de Amigo (Sonic Team, 2000)
o Wicky de Zack & Wicky (Capcom,
2007), por citar algunos, pero la lista sería terriblemente larga: George de la
saga Rampage (Bally Midway, 1986),
Gorilla Mask en Godhand (Clover
Studios, 2006), Spark Mandril en Megaman
X (Capcom, 1993), Woo de King Of The
Monsters (SNK, 1991)…
La lista sería realmente larga de
narices. Pero si hablamos de monetes españoles en los videojuegos… ¿Qué? ¿Cómo
se te ha quedado el cuerpo? Desde el lejano Comando Quatro (Gamesoft, 1989) con un albino Copito de Nieve creo que no hemos tenido otro monete a la altura
del que nos ocupa. Y es que Relevo Games
nos trae las aventuras de Tumbili
bajo el gameplay de lo que a primera
vista parece un juego típico de Smartphone más, pero que a poco que
le dediquemos tiempo, nos dará tremenda
hostia por lo equivocados que estábamos.
Básicamente Tumbili se ve obligado a abandonar su
aldea para investigar porqué otros animales menos
monos se han dedicado a atacar y
someter a toda su isla. Aquí nos vemos obligados a meternos en faena por
nuestro abuelo, que en otro tiempo fuera famoso héroe y artista circense pero
que ahora está cascaete, algo que nos
recuerda no poco a lo ocurrido en la saga Donkey
Kong Country con Cranky dando
cera a Donkey. Así descubriremos que
nuestros plátanos (y los de toda la isla) han volado por obra y gracia del
capitán pirata Baboon. Tened en
cuenta que en esta isla la moneda de pago usada es la banana, así que haceros
una idea del jaleo que se ha montado.
Como digo, pese a ese aspecto de juego para móviles
que tiene al principio, nuestra aventura esconde algo más. Así durante todo
nuestro deambular por el archipiélago iremos recuperando objetos y artefactos
que nos ayudarán y harán volver a revisitar alguna de las siete localizaciones de las que disponemos.
Estas nuevas habilidades nos revelarán secretos y soluciones a sidequest propuestas por algunos de los varios personajes que nos encontraremos en nuestro camino. Lógicamente no son muy complicadas, pero sí encierran dedicación y tiempo, así como habilidad a la hora de resolverlas.
Estas nuevas habilidades nos revelarán secretos y soluciones a sidequest propuestas por algunos de los varios personajes que nos encontraremos en nuestro camino. Lógicamente no son muy complicadas, pero sí encierran dedicación y tiempo, así como habilidad a la hora de resolverlas.
Para todo aquel que no haya probado la versión
lanzada en PSVita en 2015 o no sepa
de qué va Baboon!, os comento que la
mecánica es sencilla (que no simple): Tumbili puede moverse libremente de
izquierda a derecha del nivel en que se encuentre, pero no puede saltar, así que usamos las explosiones de nuestras bombas
para catapultarnos por los aires cual hombre bala de circo (como el abuelo de
Tumbili).
Esto que parece sencillo (de hecho, lo es) tiene su miga, ya que hemos de calcular la parábola tanto ascendente como descendente, esquivando enemigos, obstáculos, plataformas móviles o, incluso, condiciones climatológicas adversas o scroll automático… Todo ello midiendo la intensidad de explosión así como los rebotes tanto con los obstáculos colocados a mala leche, como con los límites del mismo escenario. Ahí es nada.
Esto que parece sencillo (de hecho, lo es) tiene su miga, ya que hemos de calcular la parábola tanto ascendente como descendente, esquivando enemigos, obstáculos, plataformas móviles o, incluso, condiciones climatológicas adversas o scroll automático… Todo ello midiendo la intensidad de explosión así como los rebotes tanto con los obstáculos colocados a mala leche, como con los límites del mismo escenario. Ahí es nada.
En seguida nos haremos con el
control y llegaremos a la cima de los primeros niveles, pero conseguir todos
los plátanos en cada uno de ellos y las tres medallas (retos incluidos) llevará más de un intento, os lo aseguro. Y como
ya os dije antes, usamos las bananas para pagar, y en una aventura el vil metal
es realmente importante. Si no acumulamos plátanos id olvidando pasar por las
tiendas a comprar ítems y accesorios. Sí, tienda. Como he dicho antes, pese a
que el juego puede parecer un Action
Puzzle Game cualquiera, tiene mucho de aventura, requiriendo incluso
retroceder y completar sidequest para
seguir avanzando…
Un detalle a tener en cuenta es
que de por sí no podemos acabar con los enemigos: un solo roce y estamos
acabados. Necesitamos accesorios de la tienda para poder eliminarlos y que
estos a su vez nos den sus objetos. Esto puede llevar tiempo y quizá ser
frustrante al principio, porque si morimos antes de terminar el nivel lo que
hayamos recolectado lo perderemos, pero el objeto que hayamos usado no lo
recuperamos. En cierto modo lo que podríamos llamar jugabilidad de las de antes.
Ya os aviso que si sois
completistas y queréis platino, el juego es sencillo de acabar pero complicado de completar. Alcanzar el
100% en todas y cada una de las fases y requisitos se las trae. Ya os aviso.
Más aun cuando si usamos la guía que nos marca la trayectoria de lanzamiento en
alguna stage, algo parecido a la que
aparecía en Puzzle Bobble (Taito,
1994), no podremos conseguir el 100% en dicho nivel.
Técnicamente el juego sorprende
tanto por su diseño como por su factura. También es cierto que faltaría más
hablando de un juego de este estilo en una poderosa PS4, pero no es menos justo resaltar que con esta excusa nos han
colado de cada juego indie que da
grimeja verlo. En Baboon! todo son
colores y diseños anime, con un
toque kawaii la mar de atractivo.
Muy, muy atractivo. A su vez, los FX
son contundentes e igual de divertidos, así como la música. Cabe resaltar que,
entre otros, en el apartado musical tenemos a Hideyuki Fukasawa, colaborador en Budokai Tenkaichi 2, Street Fighter IV, Marvel Vs Capcom 3,
Chaos Legion o los animes Fate/Stay Night, Full Metal Alchemist o You´re Under Arrest, entre mil cosas más.
Un mono español, vasco para
más señas, que parece japonés y que se juega como tal no puede ser malo. Si
encima tenemos en cuenta el esfuerzo de
que haya salido físico (a diferencia de la versión ya nombrada de PSVita) a
un precio realmente reducido, es ya
para tirar cohetes. Os aseguro que el ratio horas/precio
está más que amortizado y gracias a su curva de aprendizaje, es realmente
motivador. Alcanzar el 100% en según qué niveles es algo reconfortante.
Hay niveles para todos los
gustos (60 para ser exactos) y si
bien la mayoría son hacia arriba, en algunos deberemos primero descender (sí,
usando bombas), en otros habrá desplazamiento lateral automático a lo Super Mario Bros e incluso Final
Boss de locas mecánicas, todo con
cruel cronómetro, inexorable, nuestro más despiadado enemigo. Un juego
exigente, vuelvo a repetir, que premia el masterizar
y el volver a intentarlo, combinando
las habilidades y las diferentes bombas
que iremos consiguiendo.
Un juego para todo tipo de
público, ya sea casual o hardcore, que puede incluso jugarse en
competitivo a la antigua usanza (a ver
quién bate el record). Por ponerle una pega y ya puestos a pedir, ojalá hubiese habido crossbuy entre PSVita y PS4. Pero ya puestos a ser señoritos. Un juego del que sentirnos orgullosos.
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