WTF? será lo primero que haya pasado por vuestras cabezas al ver que
la quinta Pulpada con sabor añejo se ha dedicado íntegramente a un gran
juego lanzado para una de las más deleznables videoconsolas paridas por
la mente humana. En esta ocasión vamos a rescatar de El Cajón de la
Mierda una de las aventuras de ese genial secundario/villano/hioputa que
es el gordopilas de Wario. Pero vamos por partes.
Supongo que todos conocemos al bastardo de Wario pero por si hay
algún despistado que piensa que siempre estuvo ahí vamos a hacer un
breve repaso por sus obras y milagros. Debemos regresar hasta el
hispánico año de 1992 (Olimpiadas, Expo y bla, bla,
bla) para poder disfrutar de su primera aparición como némesis del
orondo fontanero mascota de Nintendo. Super Mario Land 2: 6 Golden Coins fue lanzada para la Game Boy original
con gran éxito de crítica y público siendo además uno de los mejores
juegos de ese año. Wario se concibió como lo contrario al buenazo (que
no buenorro) de Mario, es decir, avaricioso, gañán, maleducado, egoísta, guarro, soez… Una alhaja, vamos.
Es curioso como este personaje tan estrafalario acabó calando en el corazoncito de friki remilgado
de los gamers (me incluyo) y poco a poco acabó ganando un puesto
preferente. Pese a seguir comportándose como enemigo incluso como
protagonista de un juego (Wario´s Woods, Wario Blast! Featuring Bomberman, Wario Land: Super Mario Land 3, Mario and Wario…) acabó ocupando el puesto de héroe muy a su pesar y el de su hermano Waluigi, pese a seguir siendo un poco imprevisible como ya demostró en el modo historia de Super Smash Bros Brawl o en el juego que hoy nos ocupa… La saga Wario Land tuvo hasta 4 entregas desde Game Boy original hasta Game Boy Advance y una más en Nintendo Wii (Wario Land: The Shake Dimension) aunque tampoco Nintendo Game Cube y Nintendo DS se libraron de sus taimados planes de robo y timo, ya que tuvieron sendas aventuras fuera de la saga Wario Land (Wario World y Master of Disguise respectivamente).
Tampoco sería de recibo olvidar una de las sagas protagonizados por
nuestro rechoncho amigo que ha resultado fuente inagotable de orgías
descontroladas: Wario Ware Inc. Sólo el cazurro bigotón
podría protagonizar un juego de microjuegos tan alocado y divertido. De
lo mejor no sólo de Nintendo, si no de la historia.
Tampoco hemos de obviar que en Super Mario 64 DS aparece como personaje jugable como novedad respecto al juego original, así como en Dr. Mario 64. Por supuesto ni nombrar necesitan títulos como Mario
Kart 64, Mario Kart Double Dash, Mario Tennis, Mario Golf, Mario Hoops,
Mario Superstar Baseball, Super Mario Strikers, Super Mario Strikers
Charged o Smash Bros Brawl (en SB Melee aparece una vestimenta para Mario que homenajea a Wario), también en los juegos de la estrella Stafy (Densetsu no Stafy) tiene algún cameo así como en los cómics Super Mario Adventures en los que comparte protagonismo con el italiano pisa setas o en un capítulo de South Park, ahí es nada. Pero hay más cameos y apariciones: Mario
Party, Mario y Sonic en los Juegos Olímpicos, Pilotwings 64, Game
& Watch Gallery, Mario & Luigi Superstar Saga, Dance Dance
Revolution: Mario Mix, Animal Crossing City Folk…
Otro dato curioso es que muchos ven en Foreman Spike a un Wario primigenio. El cabrón de Spike es el enemigo final de Wrecking Crew y muchos han visto siempre un parecido bastante notable entre ambos, pero esto en realidad no es así.
Foreman Spike is a homeless Wario?? WTF?? |
Pero si hay un juego desconocido para el gran público es el que hoy nos ocupa. El genial Virtual Boy Wario Land (Virtual Boy Wario Land: Awazon no Hiho o Virtual Boy Wario Land: Secret Treasure of the Awazon en su país natal) en 1995.
Este título seguía la estela de la serie Wario Land que había traído
grandes juegos y ratos a los mascachapas que por aquellos años ya le
dábamos al vicio. Y a los videojuegos.
El mayor handicap de este título reside en dos puntos. El primero haber sido lanzado para una consola que nadie tuvo cojones a comprar y que antes de nacer ya estaba muerta. Y el segundo
que los pocos que se aventuraron a comprarla no podían jugar más de
diez-quince minutos seguidos a riesgo de sufrir un derrame cerebral, una
violación ocular o algo peor. Tales son las Virtuales Virtudes del indescriptible Virtual Boy.
Ya lo he dicho cienes y cienes de veces. Por fortuna o por desgracia soy poseedor de uno de estos aparatos de tortura digno de la más solemne tradición inquisitiva.
Conseguirlo fue muy duro y es algo que hace que mis pelotas se hinchen,
ya que encontrarlo totalmente funcional fue toda una odisea (tiene
varios errores de fábrica que hacen su arquitectura realmente frágil). Pese a su aspecto os juro que el Virtual Boy se concibió como una consola portátil aunque no sé en qué parte del camino la gente de Nintendo se paró a echar un pito.
Para empezar necesitábamos una superficie lisa y alta para poder
apoyarlo ya que al ponerlo en el suelo nuestros ojos no estarían a la
altura requerida y tendríamos que adoptar una postura realmente incómoda
al estilo perrito. Otros puntos en contra al hablar de su supuesta portabilidad son su peso y tamaño que dificultaban el transporte, por no hablar de que, como nos avisaban en su embalaje, el usarlo en movimiento podría dañar seriamente la consola. Seguramente todos pensaréis que quién iba a ponerse a andar por la calle con tal mostrenco
puesto en los ojos, pero con “en movimiento” me refiero a coches,
trenes o aviones. Incluso el mando tiene un compartimento para pilas.
En plena efervescencia de la fiebre del Virtual Reality la buena gente de Nintendo tuvo la genial idea de lanzar semejante esperpento en 1995 gracias supongo a lo visto en el cine en películas como Tron (Steven Lisberger, 1982), El cortador de césped (Brett Leonard, 1992), Acoso (Barry Levinson, 1994) o Johny Mnemonic
(Robert Longo, 1995) o a recreativas que pudimos encontrar en algunos
salones recreativos (con sus cascos y tal) que prometían odiseas por
planetas desconocidos y nos ofrecían paseos con la suegra. Poco más. Así
podemos hablar de un boom que disparó nuestras expectativas (y las de Ninty) y ya os digo que con total seguridad se dispararon demasiado.
Esta panda de genios incomprendidos que son Nintendo elucubraron para el Virtual Boy el genial eslogan de ES EL FUTURO… Pero gracias a los Dioses del Metal la fiebre VR se quedó en calentón y hoy en día ni la recordamos gracias a conceptos como las 3D, la realidad aumentada o la holografía. Siempre he pensado que si en realidad llegó a comercializarse semejante gadget (mínimamente) es porque fue diseñada por Gunpei Yokoi, el padre de la todopoderosa Nintendo Game Boy.
Al igual que ésta el Virtual Boy usaba también gráficos monócromos
(sólo usaban un color y sus tonalidades para recrear todo el apartado
gráfico de un juego). En la Game Boy clásica encontrábamos el fondo verde y los pixeles negros en el primer modelo, mientras que con Virtual Boy nos brindaron el fondo negro y los gráficos dibujados en un rojo realmente vistoso pero incómodo. Vale que es un dispositivo portátil, pero tened en cuenta que estamos hablando de 32 bits.
Pese a sus 32 bits todo en Virtual Boy está pensado para no encarecer un producto que ya de por sí era caro debido al sistema de los dos emisores y espejos en las gafas haciendo su arquitectura interna algo pobre. Un despropósito. Recordad que Atari Jaguar, Panasonic 3DO, FM Towns Marty o la Amiga CD32 también tenían esa potencia y no había color. Nunca mejor dicho.
Total y resumiendo: Virtual Boy nunca llegaría a Europa, siendo lanzada tan sólo en EE.UU. y Japón suponiendo una auténtica violación financiera para Nintendo. Pensad que en 1994 llegaron las geniales Sega Saturn y Sony PlayStation. Sumad a todo esto el inmerecido poco éxito de N64
(1996) y podréis comprender hasta que punto Nintendo pudo irse a la
mierda… De hecho personalmente creo que no ha levantado cabeza hasta Nintendo DS (2004) y Nintendo Wii (2006), viviendo de las rentas de Game Boy en cualquiera de sus versiones hasta casi hoy. Aunque ese es otro tema…
También pensad que la misma Nintendo ya avisaba antes de comprarlo de que su uso prolongado causaba fatiga visual, migrañas y hasta problemas oculares. ¿Se
lo compraríais a vuestro hijo? No creo que fuera precisamente una
buena publicidad. Por aquella época los videojuegos eran algo mal visto,
poco menos que demoníaco y criminal, y si encima a todo esto le añades
que la nueva máquina de Nintendo podría violar ocularmente a tus vástagos pues ya tenemos el hit comercial de las navidades. Los cojones.
Además contaba con una lista de juegos
muy triste de 25 juegos con sólo tres o cuatro que realmente merecen la
pena y con la dificultad añadida de ser muy complicados de fotografiar
para sus análisis en revistas o anuncios publicitarios, ya que el
concepto 3D del que hacía gala la máquina no podía mostrarse en las
imágenes. Tampoco ayudó que al público de entonces las 3D sólo le
sonaran por esos libros de fotos raras que debías mirar varios segundos y
las gafas de cartón con los colores rojo y azul. Otro puntazo más a
favor del aparatejo… y van…
Virtual Boy es en definitiva algo tan bizarro y repulsivo que es eso mismo lo que lo hace un oscuro objeto de deseo. Los gráficos pese a sencillos son realmente llamativos,
pudiendo mostrar unas logradas 3D para la época y algunos efectos
increíbles. Lo que sí es seguro es que tanto por su corta vida como por
su escaso catálogo ninguno de sus juegos llegó a exprimir su verdadero
potencial encontrando algunas aberraciones injugables. En eBay y similares hallaréis alguna de las 800.000 máquinas que Nintendo llegó a comercializar en Japón o EE.UU a unos precios que oscilan desde los 130 hasta los 500 euros. Suerte en la caza y vamos a centrarnos en lo que nos ocupa que en seguida me pongo en plan Abuelo Cebolleta: Virtual Boy Wario Land.
La historia es típica de este tipo de juegos y la hemos visto mil veces ya aunque con distintos matices. A saber: Wario
está dormido cual perraca al sol y al despertar ve un grupo de
monstruos enmascarados portando algo y decide seguirles hasta una cueva
oculta tras una cascada en la que se oculta un gran tesoro. Imaginad a Wario al oler la pasta: no le coje una paja por el culo
se y ese tesoro debe ser suyo a cualquier precio. Para desgracia suya y
como era de esperar todo no iba a ser tan fácil ya que estaba protegido
por trampas, Wario cae como un lebrel y ya se ha liado la culebra.
Ahora nos toca escapar y recolectar todo lo que podamos por el camino
como buen huraño cabrón que somos.
Wario Cruise (como se iba a conocer en
principio el juego) es posiblemente el mejor juego existente para
Virtual Boy, lo que puede no parecer mucho. Pero creedme cuando os digo
que es un juego divertido, complejo y digno de la herencia de Wario.
Tal es su calidad que se pensó en su momento que el juego acompañara a
la consola en su embalaje formando así un pack genial. Finalmente
Nintendo sacó la fusta y pensó “Hey, ¿para qué vamos a incluirlo si podemos sablarlos dos veces?” en plena euforia causada por horas y horas de jugar al Virtual Boy ciegos de sake y popper.
El sistema de juego viene siendo prácticamente el mismo que las
entregas de Game Boy: plataformas, aventuras, saltos y secretos. Eso sí,
si en anteriores entregas Wario contaba con varios cascos o sombreros que nos proporcionaban distintas habilidades en esta ocasión no iba a ser menos. Si originalmente teníamos el Dragon Helmet (Wario disparaba fuego), el Bull Helmet (Aumento de fuerza, nueva maniobra de ataque y poder agarrarse a las paredes) o el Jet Helmet (para volar brevemente, saltar más alto y correr más rápido) aquí aparecen nuevos poderes como el Eagle Helmet (volar principalmente) o el King Dragon Helmet
que se obtenía mezclando el casco del águila con el del dragón y nos
daba la mayoría de poderes disponibles.
Recordad que en juegos
posteriores se suprimirían estos cascos por estados alterados
que Wario podía adquirir (Flaming Wario, Zombie Wario…) o directamente
por habilidades físicas innatas en él (como la súper succión de Wario World) por no hablar del ajo en contraposición de la seta típica de Mario, con el que Wario recupera vida, adquiere habilidades o incluso le transforma en Wario Man.
En
el juego debíamos buscar todos los tesoros posibles y encontrar una
llave que activaba un elevador hacia otra sala. Estos tesoros como ya es
marca de la casa estarán escondidos con mayor o menor mala leche,
suponiendo un reto a nuestra habilidad y serán necesarios para apostar
en los minijuegos que encontraremos a lo largo de nuestra peculiar
escapada.
La tecnología que nos brindaba el Virtual Boy se implementó de manera eficiente y bastante curiosa. Al ofrecernos unas aún muy verdes 3D muchas de las fases escondían secretos en los decorados de sus (escasos) 14 niveles.
Para acceder a los decorados (es decir, para avanzar en 3D hacia el
fondo) debíamos activar unos bloques escondidos con una actitud bastante
hijoputesca que requerirán por nuestra parte una exploración exhaustiva y concienzuda. Además estos momentos 3D complicarán algún que otro boss fight de manera deliciosa, con efectos realmente curiosos. La música del juego es simplemente correcta con dos o tres temas realmente buenos, pero los FX y el resto del score no acaba de destacar pero cumple.
Si puedes permitirte comprar esta máquina, comprar el juego, una
operación de cataratas y una escoliosis no deberías dejar de probar
Virtual Boy Wario Land. Todo lo que significa (o significaba) Nintendo
está ahí. En los personajes, en los niveles, en la diversión, en el
control…
Nintendo está en todo menos en la máquina que alberga tal
juegazo. Incluso si mierdeáis un poquito por la red podéis encontrar emuladores
de lo más apañado que os acompañarán de manera más segura en las noches
de invierno sin tener que dejaros un pastón en el oculista. Quién sabe.
Quizá Nintendo se anime para editarlo en 3DS adaptando lo inadaptable…
Dejad que Wario os viole las retinas, lo estáis deseando…
Entrada publicada en Pulpofrito el 30 de julio de 2012
Tras leer todo ésto me he quedado con ganas de jugarlo y cierta curiosidad por saber si la Virtual Boy era tan horrorosa. Pues bien, he encontrado un vídeo del juego en un emulador que supuestamente la emula bastante fielmente si te pones unas gafas 3D, y por casualidad tengo unas.
ResponderEliminar...Con 10 segundos de vídeo he acabado como la última imagen xDDD.
Es que es algo demasiado jarcore XDDDD
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