Ahora bien, si nos percatamos tanto de su peculiar ambientación como
de sus locos personajes, nos encontramos con un juego único: ambientado
en un circo y mediante la técnica conocida como claymation, se nos presenta un elenco de luchadores de plastilina rebosantes de humor y trabajo. Buena prueba de ello es la música, con una genial BGM que incluía voces digitalizadas.
Tras el discreto éxito de otro juego con la plastilina de protagonista (Claymates), Interplay intentó aprovechar el boom de los juegos 1vs1 pero bajo su particular punto de vista. Con unos personajes de plastilina fotografiados frame a frame, un humor casi infantil y unos FX acordes a lo que parecía iba a ser la franquicia Clay,
nos encontramos un juego divertido y muy llamativo, con un argumento
que no le va a la zaga: tras el impacto de un meteorito de arcilla
extraterrestre, los habitantes de un circo se ven contaminados y
obtienen una serie de poderes la mar de tronchantes…
Como era regla al principio del citado boom de los fight games, el juego contaba con ocho personajes seleccionables. Esto parecía una norma instaurada por Street Fighter II, así como el tener algún final boss.
En ClayFighter nos encontramos con una selección un tanto particular,
por supuesto acorde al espíritu surrealista que baña enteramente el
juego.
Contamos con Blue Suede Goo, un Elvis Presley de pacotilla; Bonker, un payaso loco; Helga, toda una valkiria vikinga pechugona; Bad Mr. Frosty, el muñeco de nieve; Ickybod Clay, un fantasma con cabeza de calabaza; Tiny, una especie de gigante con afición al wrestling; y mis dos favoritos, el fideo Taffy y Blob,
una especie de pegote polimorfo. Estos dos últimos tenían los golpes
más descacharrantes y eran, con diferencia, los luchadores más
equilibrados.
La plantilla de campeones es digna del sueño de una noche de resaca.
Eso sin contar al malo más malo y extraño del mundo de los vs (con el
permiso del guante de Smash Bros.), N Boss, un círculo hecho con bolas de plastilina realmente despreciable y malvado.
El juego contó con una revisión exclusiva para SNES, titulada ClayFighter: Tournament Edition.
Se trataba del mismo juego pero con cambios sustanciales: los
escenarios, excepto los de Bad Mr. Frosty y Blob, fueron modificados y
se incluyó la posibilidad de jugar con N Boss, el enemigo final. Al ser
una Edición Torneo se añadieron nuevos modos de juego, como es
lógico, así como una pantalla de título nueva y una intro más elaborada.
Esta versión no se comercializó y su lanzamiento se limitó al mercado
de alquiler.
ClayFighters está disponible para la Virtual Console de Wii desde 2010.
Posteriormente, en 1994, se lanzó C-2: Judgemente Clay.
El título, parodia clara de T-2: Judgement Day, es toda una declaración
de intenciones. El argumento sigue en la línea del primero: en
Mudville, donde se encontraba el circo de la primera parte, el malvado
doctor Generic Kiln (que no aparece en el juego) ha
esparcido lo que quedaba de arcilla extraterrestre, para intentar
dominarlo todo tras la muerte de N Boss.
Para declararse amo y señor de
toda la Tierras (más bien de Mudville) crea el torneo C-2…
A los luchadores ya conocidos como Bad Mr Frosty, Tiny o Blob (puestos al día) se unen otros como Nana Man (la banana jamaicana), Octohead (un pulpo que parece una mano), Googoo (un bebé hipertrofiado), Hoppy (un conejo terminator) y Kangoo (un canguro boxeador).
Algo que se achacó al primer ClayFighter era la poca variedad de luchadores. Pues bien, en C-2 nos encontramos que cada personaje tiene un antagonista por desbloquear, que no eran otros que sus alter egos o sombras, que no es otra cosa que el mismo luchador pero con otro color.
También es cierto que cambiaban las poses, algunos golpes, las frases
de victoria, los finales… Además se sabe que dos personajes más fueron
descartados: Ickybod Clay y Lucy la gorilla, que fue sustituido por Tiny en el último momento (de ahí que su personaje sea un port directo de la primera parte).
En 1997 ClayFighter 63⅓ fue lanzado para mi querida Nintendo64.
Siguiendo el estilo de las dos entregas anteriores, la plastilina
vuelve a ser la protagonista. El juego hacía ya gala de su particular
sentido del humor con su título: jugando con el 64 de muchos de los
títulos de la consola (Starfox 64, Super Mario 64), él lucía un flamante
63⅓. Sentido del humor desde la portada.
Aunque el juego acabó en la 64 bits de Nintendo en un principio se concebió para la Panasonic 3DO (si no la conocéis, tranquilos que algún día tendrá su Retro Gamikia).
Eso quizá explique que nos encontremos ante el capítulo más oscuro y
adulto de la serie, sin que falten los toques del humor característico
de Interplay.
Con más adulto me refiero tanto al aspecto de los luchadores y los
gráficos, como al sistema de juego: sigue funcionando mediante el
sistema de control creado por Capcom para su serie Street Fighter (usando comandos del stick y botones), pero se han añadido una barra de tres niveles para los supercombos y un sistema de cancels como el de SFIII.
El sistema de combos sin embargo se parece más a Killer Instinct (Rare, 1994), además se presentan los Claytalitys, parodia directa de los fatalitys de Mortal Kombat (Midway, 1992).
También los escenarios nos presentan novedades: ahora existe la
posibilidad que, a merced de un buen golpe, los luchadores acaben en
otra sala que a priori parecía oculta, para poder seguir en ella la
pelea. Los escenarios de esta entrega son mucho más oscuros, tanto por
diseño y paleta de colores, como por un extraño filtro usado con el que
todo es más tenebroso.
De anteriores entregas nos encontramos con viejos conocidos: Ickybod
Clay, Bad Mr. Frosty, Blob, Bonker, Taffy y T-Hoppy. En la esquina de
los nuevos encontramos a Kung Pow (un karateka freak), Houngan (un chaman de magia negra) y el mismísimo Earthworm Jim. A la vez contamos con algunos personajes secretos, como Sumo Santa (un Papá Noel obeso), el Doctor Kilnklein (el malo de C-2) y otro personaje made in Interplay, el irreverente Boogerman (sacado de un juego de Mega Drive).
Cabe destacar que los personajes tenían la voz de actores y dobladores famosos como Dan Castellaneta,
la voz original de Homer Simpson, Krusty el payaso, el encargado de
mantenimiento Willie y otros personajes de Los Simpsons, o Jim Cummings, doblador de Disney, Los Simpsons y Star Wars: The Clone Wars, entre otros muchos.
ClayFighter 63⅓ contó también con un Tournament Edition al igual que la primera entrega, subtitulada esta vez Sculptor´s Cut (algo así como El montaje del escultor). Ésta también fue exclusiva para alquiler en EE.UU. y contó con varios personajes nuevos eliminados del juego original: Lady Liberty (una estatua de la libertad), High Five (una mano gigante), Lockjaw Pooch (un perro satánico) y Zappa Yow Yow Boyz (tres niños repelentes).
También muchos de los ataques especiales fueron modificados o
simplemente sustituidos, al igual que el sistema de combos que sufrió
ligeros cambios que lo hacían más complejo. Una pieza de coleccionista
tan bizarra como sus personajes.
La serie ClayFighter nunca pasó de ser un llamativo intento de hacer
un juego de lucha distinto. Pero hemos de ser sinceros y reconocer que
en tan sólo tres entregas evolucionó más que muchas otras sagas con más
capítulos. Personajes carismáticos, sentido de humor que empezó inocente
y acabó bastante cafre, música festiva, control totalmente funcional y
escenarios detallados. ClayFighter parece haber caído en el olvido de
una manera injusta. Espero que desde mi humilde rincón, el que me
alquila Gamikia, mi post sirva de modesto homenaje. Nadie debería
perdérselo.
Entrada publicada en Gamikia el 19 de Julio de 2011 (ENLACE)
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