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lunes, 9 de mayo de 2011

Dragon Age II: no es dragón todo lo que brilla

Dragon Age Origins pese a tener un sistema de juego algo rígido y anticuado poco adecuado para consola gozó de bastante éxito. Debido a los buenos ratos que pasé con él y a los cambios introducidos en Dragon Age II he de reconocer que abordé esta segunda parte con alguna reticencia y que la primera impresión no fue muy buena. 


Bioware ha recogido todo lo que no convenció de Origins al gran público y lo ha evolucionado ofreciendo mayor libertad en combate, más personalidad (tanto en los personajes como los diálogos), menos rigidez y más claridad. Una auténtica evolución en la franquicia pensando más en consolas y en llegar a un mayor de mercado. Aunque las bases del sistema de juego siguen siendo las mismas ahora todo está enfocado a la acción.

El guión está a la altura de anteriores obras de la productora canadiense: muy trabajado y con un enorme trasfondo para el mundo del juego. La historia es narrada en capítulos por uno de nuestros camaradas dando un papel importantísimo a las relaciones y decisiones del protagonista. Ahora participamos en la historia más activamente gracias a un sistema de diálogos que evoluciona hacia lo visto en Mass Effect. Las decisiones que tomemos afectaran tanto a nuestros personajes y sus relaciones como a causas mucho mayores a la larga: podemos decidir sobre la vida de un ciudadano para ganar su favor pero dejarlo vivo podría significar bajas civiles y una posible rivalidad con alguien de nuestro grupo, ya que podemos enemistarnos con los integrantes de nuestro propio equipo si tomamos las decisiones equivocadas.

Las múltiples variantes en la toma de decisiones y las misiones secundarias alargan la vida del juego, ya que encontraremos un modo historia más breve que en Origins. Lástima que muchas de esas side quest se limiten a encontrar un objeto y llevarlo del punto A al punto B. Esta vez casi todo el tiempo lo pasaremos en la ciudad de Kirkwall teniendo una variedad de localizaciones menor que en la anterior entrega. Algo parecido ocurre con las posibilidades de creación del héroe: esta vez podrás elegir sexo y clase pero no raza. Definiremos el verdadero aspecto de nuestro campeón al tomar control sobre él al terminar el prólogo (que jugaremos con el personaje por defecto) pudiendo importar el héroe de nuestra partida de Origins.

En cuanto a gestión del grupo poco ha cambiado lo que había impuesto la primera parte: al comienzo de nuestra misión elegiremos a tres acompañantes (pudiendo controlar a cualquiera) con una IA configurable a nuestro gusto y necesidad. En el menú tenemos una pestaña de tácticas para seleccionar habilidades especiales o acciones que luego nuestros avatares pondrán en práctica en caso de que se den determinadas situaciones según el carácter de cada uno durante el combate (a distancia, defensiva, agresiva, etcétera). El equipo se puede mejorar mediante runas (empleando recursos encontrados en el juego), tónicos y pociones o subiendo nivel como es lógico.

Gráficamente tenemos localizaciones totalmente anodinas frente a otras que son una delicia. Pese de encontrar algunos problemas como bugs, popping o texturas inestables hay una evolución positiva y más teniendo en cuenta que los escenarios son mayores que los mostrados en Origins. A veces parece que la ciudad esté poco habitada y más si la comparamos con ciudades de otros juegos aunque cumple bien con su función de “eje central”. Las voces de los personajes están mucho más trabajadas pese a estar en inglés (con textos en castellano) y los FX son de una gran calidad, al igual que la música.

BioWare ha pretendido **llegar al mayor público posible** haciendo las cosas más accesibles y rápidas con su toque característico. Esto quizá eche para atrás a los amantes del primero que han de valorar si la serie ha sufrido un cambio o una evolución (personalmente creo lo segundo). Cierto es que tiene fallos como un tamaño de los textos ridículo (y hay demasiado), la falta de un selector de blanco y una cámara útil en los combates, personajes que hablan solos o sin mirarte, animaciones robóticas y ortopédicas, una ciudad semi-desértica con poca variedad de ciudadanos, muchos tiempos de carga o que los cuatro niveles de dificultad que tiene se limiten a cambiar la dureza de los enemigos, “poca cosa”.


DA II es más completo de lo que fue su predecesor y he disfrutado de él aún prefiriendo el primero. Sigue fiel a su legado pero actualizado y adecuado más a consola, pudiendo hablar de una “Mass Effectirización” de la franquicia si se me permite el término.

Siempre he sentido debilidad por BioWare y más viendo su currículo. Sus juegos destilan ese gusto por el detalle y por hacer que los juegos permanezcan en nuestro recuerdo el mayor tiempo posible pese a los fallos que puedan tener, a lo que ayuda que en todos sus productos se nos ofrece un mundo para disfrutar (Baldur’s Gate y Baldur’s Gate II, Star Wars KOTOR y Star Wars KOTOR II, Jade Empire…). Ahora te toca elegir y valorar a ti…

Entrada escrita por mí para Gamikia el 9 de mayo de 2011 (enlace)

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