Seamos sinceros. Este juego de la saga Double
Dragon no deja indiferente a nadie por sus peculiares características. No sé si
traducir el subtítulo “The Shadow Falls” como “la sombra cae” o como “las
cataratas de la sombra” porque el juego hace aguas por todos lados. El que no
quiera ver eso es que es ciego.
También hemos de dejar claro que es un juego
“hijo de su tiempo” ya que se lanzó en pleno Versuxploitation. En el año 1994
los juegos de lucha eran los que mandaban tanto en los recreativos como en los
hogares por la fiebre exacerbada desatada por Mortal Kombat y, en mayor medida,
Street Fighter II.
Cientos de títulos nos llegaban de tan popular
género y no fue este DDV el único ejemplo de Brawlers o Beat´em ups que se
pasaban a la moda del fighting. Otros ejemplos pudieran ser Armored Warriors y
Cyberbots (Capcom, 1994-1995), Golden Axe y Golden Axe The Duel (Sega,
1989-1994), así como los de super héroes que pasaron del yo contra el barrio
a juegos como Justice League Task Force (Acclaim, 1995) o la saga Marvel de
Capcom, sólo por citar algunos. Fue un auténtico BOOM el que vivió el género en
su momento y había 1vs1 de todo tipo y calado… y calidades.
Puestos un poco en situación vayamos a por
DDV. Esta quinta parte de la saga no sigue su hilo argumental por la sencilla
razón de no estar basado en la franquicia de Technos si no en unos infames
dibujos animados así que, junto a Street Fighter The Movie, tenemos otro caso
de videojuego de la película del videojuego…
Esta serie es un engendro parido a medias
entre la DiC Entertainment y la BKN (Bohbot Kids Network), gente de vida disoluta que
era capaz de cosas como Street Sharks, Los Diminutos, Hulk Hogan Rock´n Wrestling,
Dinosaucers o COPS por nombrar una pequeñísima parte de su extensa producción. En
la serie los hermanos Lee son separados al nacer y cada uno se cría en un lado
de la ley para al final conocerse como enemigos.
Como no podía ser de otra
manera el Señor de las Sombras traiciona a su Lee y estos acaban uniendo
fuerzas. Espadas mágicas, máscaras de dragqueen y secundarios impagables e
indescriptibles ponen el resto junto a un guión muy americano… Con todo lo que
ello conlleva.
En lo que respecta al juego tampoco
encontramos nada original: típico gameplay de fighting game con seis botones de
acción (puños y patadas flojos, medios y fuertes) y una especie de autofatality
que se ejecutaba derrotando al oponente con un ataque básico concreto (siempre
y cuando no estuviera en nivel EASY).
En cuanto a los modos encontramos Tournament
Mode (el clásico arcade con ending para cada jugador), VS Battle, Quest (modo
historia con toques de estrategia), Watch (combates de la CPU para ver… si
alguien está tan loco) y Dossier (para ver las fichas de cada personaje, saber
su historia, estatus…).
En cuanto a personajes encontramos a los
hermanos Lee y a ocho Shadow Warriors aunque también desbloquearemos a los dos
jefes finales (Dominique y Shadow Master). Los personajes Bones, Sekka,
Dominique y Blade son originales para el juego (este último con un diseño
basado en los masillas de la serie) mientras que de la serie tenemos a Billy y
Jimmy Lee, Jawbreaker (¿Abobo?), Icepick, Sickle, Trigger Happy, Countdown y el
jefe, Shadow Master. Todos con un diseño muy cartoon americano y con menos
frames de animación que Stephen Hawking.
Los escenarios tenían detalles brillantes con
una cuidada sensación de profundidad y un adecuado uso del color pero sin
objetos destruibles o accesos a otras zonas del escenario. Algo parecido ocurre
con los FX sonoros o su OST: está ahí, cumple, pero es totalmente neutra y no
dice nada. Ni siquiera la voz del speaker nos transmite nada siendo totalmente
Poochie. Seguro que su intérprete es del mismo planeta que el perro molón de
Los Simpsons que no molaba nada...
Hubo versiones para SNES, Sega Megadrive y
Atari Jaguar. Las de 16 bits fueron perpetradas por Leland Interactive, gente
fetén que quizá os suene por cosas como Super Off Road The Baja o Brute Force
aunque también publicaron cosas bajo el nombre de Cinematronics Inc. (Space
Ace, Dragon´s Lair…). La versión para la Bestia Parda de Atari
(jajajajajajajarggg) fue una abominación elucubrada por Telegames, terroristas
talibanes que nos deleitaron con su saber hacer en consolas de lo más variado
(Atari 2600, Game Boy Color, PS3…).
En cualquiera de los casos cosecharon notas
horripilantes y de lo más locas (con mayoría de suspensos) dejando claro que lo que podría haber sido una buena
idea quedó en un esperpento que nos regaló cientos y cientos de pesadillas.
¿Pero qué voy a decir yo, Pecador Impío, de
tamaña Mierda Mítica? Este juego es de esos que son tan bizarros y extraños que
tienen algo. Es como cuando uno encuentra una caca de perro y mete un palo, o
un cadáver en la carretera y lo echa al maletero. No sé. Como cuando
no puedes dejar de mirar a tu suegra mientras come o a tu cuñado mientras te
vende la moto. Sabes que no es algo sano para la salud pero, hey, si tienes un
gato, es tuyo, y te lo follas cuando quieres.
Dios mio! El horror, el horror! Que porquería! Con su permiso, lo meto en el saco de los candidatos a salir en nuestra sección retro-putruños.
ResponderEliminarMe encanta la cara de cordero degollado que ponen los que han perdido.
¿Un cadáver en la carretera y lo echa al maletero? O_o
Es uno de esos placeres culpables, supongo que todo el mundo tiene uno... o varios... Lo del cadaver... simplemente cada uno tiene sus filias XDDD
EliminarNo lo considero entre lo peor de los juegos de lucha porque se maneja más o menos bien, pero el juego es malo con ganas, con personajes sin apenas carisma y un juego bastante aburrido.
ResponderEliminarPara mí es una Mierda Infecta, pero no sé qué tiene que me gusta... seré masoca y me gustará el cuero... quién sabe...
EliminarSiempre es un placer leerte maestro.
ResponderEliminarEn serio, me quito el sombrero con tu conclusión.
Tienes unas maneras que me apasionan, hasta ser creador de un estilo único en el que fracasarían, siempre, tus imitadores.
Pero me desvío del tema.
De la serie ni pajolera idea - he visto lo justo para documentarme y aún gracias -, pero el juego sí lo sufrí bastante en su época.
Y qué coño, por ser algo tan chungo también me llama poderosamente la atención.
Un digno hijo de su época, sin duda.